LEJANA
Ingrid lejos en su nueva nota
Por entre esos limites de tierras y de estratos sociales, como también de sonidos urbanos; rodaba una motocicleta de bajo cilindráje, buscando la casa de la familia de Edd, que viven loma arriba. Edd tiene el rancho estilo arquitectura siloka, en el barrio vecino al que descubrió aquella tarde la Siempreviva. Pues subiendo la ladera atiborrada de mecánicos de motos y de gente en las calles, trepaba la moto para alcanzar el parque de las LLANTAS. De reojo me pillo en el parque, que estaba parado como aterrado, uno de los chicos del barrio: jovencito delgado, blanquito, alto, de aspecto decente y mirar agradable, como esperando algo. La moto dio la vuelta en la esquina hacia más arriba por entre la boca de la calle mocha, sintiendo un aire pesado en el vecindario. Había un polvo invisible extraño en el ambiente. A medida que me acercaba a casa de Edd, percato de que todos los vecinos miraban en dirección hacia el parque. En eso salió Edd, y saludó... entramos a su rancho, y una vez adentro, me cuenta que acababan -no hace mas de media hora, de asesinar a otro man y que otro había quedado herido. No habían pasado cinco minutos dentro de su casa, cuando PUM, PUM otra vez. Esta vez, estaba yo adentro de la casa de Edd cuando sonaron los disparos... me sentí, un poco como atrapado entre una espada y una pared de ladrillos sin repellar. Al tiempo que la hijita de Edd me lloraba preocupadita por su mama que no había llegado del trabajo... Habían herido ahora, al chico que estaba parado en el parque cuando llegué, al flaco de mirar agradable que estaba asustadito. Los perros de Siloé ladran de forma diferente, como en agonía, y todos juntos, cuando alguien cae y salpica el polvo de las calles del barrio de las balas. Al mismo tiempo que las jaurías elevan el aullido al cielo pidiendo perdón, gritan desesperadamente las mujeres, lloran unas y caen desmayadas otras. Ellas sienten por dentro con dolor, y saben que son sus hijos los que muerden el asfalto lluvioso de esa tarde.
Las balas van y vienen en Siloé, no perdonan a los jóvenes. Están destinadas para volar sesos y tripas de todo aquel pelado que gira alrededor del micro trafico en ese sector de Cali. La policía arriba unos minutos mas tarde en sus motocicletas, varios de ellos, buscando culpables, queriendo hacer arrestos, queriendo darse bala con delincuentes... pero a quien van a llevarse, si los cuervos saben cuando es el momento de clavarle el pico a los ojos del dormido.
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